Leyendo la historia a través del paisaje: las transformaciones socioambientales desde un museo y sus alrededores (Punta Indio, Buenos Aires, Argentina)

Reading history through landscape: socio-environmental transformations from a museum and its surroundings (Punta Indio, Buenos Aires, Argentina)

                                                                                               Ana Marcela França[1]

 

 


Resumen

El presente artículo se propone analizar los cambios paisajísticos de la ciudad de Verónica, ubicada en el partido de Punta Indio, Argentina, y sus alrededores, en dos momentos específicos: de su creación y en la actualidad. El Museo Histórico de Punta Indio “Eduardo Barés” será considerado como el epicentro de la narrativa, en que será expuesto el proceso de creación de la colonia, en 1914 – en el contexto de modernización de la Argentina – y su actual función en los días de hoy. A través de la historia ambiental, el presente artículo se propone a revelar la autenticidad del lugar estudiado, mostrando que el impacto provocado por el mercado global en los comienzos del siglo XX en la Argentina se mantiene presente en el actual trabajo de rescate cultural, social y ambiental de la pampa húmeda.

Palabras-clave: Paisaje; Pampa argentina; Historia Ambiental.

Abstract

This paper aims to analyse the landscape changes of the city of Verónica, located in the district of Punta Indio, Argentina, and its surroundings, in two specific moments: its creation and nowadays. The Historical Museum of Punta Indio "Eduardo Barés" will be considered as the epicentre of the narrative, in which the process of creation of the colony in 1914 - in the context of the modernisation of Argentina - and its current function today will be exposed. Through environmental history, this article aims to reveal the authenticity of the place studied, showing that the impact provoked by the global market at the beginning of the 20th century in Argentina is still present in the current work of cultural, social and environmental rescue of the pampas.

Keywords: Landscape; Argentine pampas; Environmental History.


 

 

Introdução

 

La Historia Ambiental nos ha mostrado que la narrativa de los hechos tiene distintas escrituras. Junto a los seres humanos, los no humanos son activos en la trayectoria de las sociedades en el espacio-tiempo, mostrando que nuestra existencia es parte de una red de interacciones vivas y cambiantes. Desde ese punto de vista, las transformaciones del mundo son resultantes de las acciones reciprocas entre humanos y no humanos.

En ese panorama, un paisaje tiene entonces mucha historia para ser revelada. Siendo comprendida en su sentido socioambiental, el estudio de una determinada localidad o mismo de un amplio recorte espacial revela que los cambios sociales vienen de la mano con las alteraciones ecológicas. En el movimiento de adaptación al medio y de cambio de percepciones sobre la realidad vivida, los espacios se redefinen cultural y ecológicamente. Como un desarrollar continuo, los paisajes son dinámicos, cuando entendidos como parte de un proceso histórico-ambiental.

El presente artículo se propone analizar los cambios paisajísticos de la ciudad de Verónica, ubicada en el partido de Punta Indio, provincia de Buenos Aires, Argentina, y sus alrededores, en dos momentos específicos: en su creación y en la actualidad. El Museo Histórico de Punta Indio “Eduardo Barés” será considerado como el epicentro de la narrativa, en que será expuesto el proceso de creación de la colonia, en 1914 – en el contexto de modernización de la Argentina – y su actual función en los días de hoy. Tal patrimonio es un símbolo de identidad y protector de la memoria local, brindando un recorrido por la historia de la región a partir de fotos, documentos, piezas arqueológicas, entre otros objetos. Los cambios serán analizados desde la perspectiva histórico-ambiental y cultural, con el objetivo de comprender la actual configuración paisajística de la región. El Museo ocupa la antigua estación del ferrocarril, con el compromiso de preservar la memoria local y regional, a través de actividades educativas de diversas temáticas que van desde las arqueológicas hasta las más actuales. Una de esas temáticas es la ambiental, en la que junto al personal de la Reserva de Biosfera Parque Costero del Sur, investigadores, autoridades y público en general desarrollan actividades de rescate de la memoria y de la preservación socio ecológica.

Por lo tanto, en este trabajo será considerado el proceso de expansión del capitalismo global en la pampa húmeda argentina, tomando en cuenta los factores locales y mostrando que las peculiaridades regionales son muchas veces oscurecidas bajo una visión globalizante. Si por un lado hubo un movimiento de homogenización del paisaje, por otro se construyeron las diferencias exclusivas del lugar alterado. Es necesario comprender que el proceso histórico global está formado por las diferencias culturales y ecosistémicas que corresponden a cada localidad alterada e influenciada por la economía occidental. Bajo la mirada de la historia ambiental, el estudio de las localidades influenciadas por tal proceso económico expone las peculiaridades de las transformaciones socio ambientales. En el amplio análisis sobre las relaciones Norte-Sur global, cada “neo-Europa” se muestra, así, peculiar, desde su formación hasta su actual configuración, marcada, más que nada, por una intricada red biocultural.

De ese modo, a través de la historia ambiental, el presente artículo se propone revelar la autenticidad del lugar analizado, mostrando que el impacto provocado por el mercado internacional en los comienzos del siglo XX en la Argentina se mantiene presente en el actual trabajo de rescate cultural, social y ambiental de ese rincón de la pampa húmeda.

 

El paisaje como un documento histórico

Considerar el paisaje como una fuente de estudios es comprenderlo como un museo abierto que se puede transitar. Desde una percepción amplia sobre el objeto de análisis, las interacciones entre cultura y naturaleza se revelan de manera simultánea en el proceso de formación de los territorios. A la vez, se percibe que tales territorios son estructurados en estratos espacio temporales que se interponen como un palimpsesto, formando un mismo paisaje. Entonces, la mirada sobre el objeto de estudio se torna dinámica y variada, por la diversidad de elementos que forman el todo paisajístico.

La transformación del medio para usufructo de las actividades humanas deja marcas en el paisaje, siendo la historia de las sociedades impresa en los espacios vividos (OLIVEIRA, 2015; WILLIAMS, 2011). En la medida que las sociedades modernas crean nuevas bases económicas, es alterado también el mundo biofísico. Esto es así porque el uso de los recursos naturales por el ser humano moderno se realiza bajo las políticas y decisiones propias de un determinado contexto histórico. “La historicidad de los ambientes está estrechamente vinculada, así, a las formas históricas de organización social del trabajo, y a los propósitos que dicha organización persigue, sea la de valores de uso, sea la de valores de cambio” (HERRERA, 2020).

Es en la era del Antropoceno que la especie humana altera profundamente innumerables ecosistemas, muchas veces alcanzando su extinción, en beneficio de un mercado global basado en la lógica capitalista. En especial a partir del siglo XIX, se acelera la producción y el intercambio entre el Sur y el Norte global, a la vez que aumenta la población a nivel mundial. En algunos de los países de América Latina, ese acelerado proceso provoca la ocupación de tierras consideradas “ociosas” y despobladas (ejemplo son los sertãos y las llanuras). Como resultado, los espacios antes ocupados por comunidades originarias son sustituidos por la cultura moderna, entonces estructurada en la mercantilización de los recursos naturales.

Así reordenado, el territorio influye en las relaciones sociales, redimensionando los sistemas socio ambientales. La introducción de nuevas especies de la fauna y flora influyen en el proceso de ocupación del espacio. Los paisajes transformados por la entrada de las nuevas culturas y tecnologías implican cambios ecológicos, sociales, la creación de nuevos actores/as y de percepciones basadas en la experiencia del medio. “(…) a ideologia interfere na própria relação dos homens com o meio ambiente, determinando uma forma de apropriação e exploração da terra” (CORRÊA, 2012, p. 62). Desde la era moderna, los ecosistemas son alterados bajo ideologías que se proyectan sobre la naturaleza entendida como un recurso político y económico.

Así, los paisajes cuando son analizados históricamente constituyen una gran herramienta de estudio de las sociedades. Compuestos por flora, fauna, distintos grupos sociales y étnicos, tecnologías, arquitecturas, ríos naturales, lagunas artificiales, imaginarios, entre otras tantas cosas, los paisajes ofrecen una diversidad de informaciones. Desde esta perspectiva, el paisaje es pensado como un proceso, estructurado en la transformación continua del espacio. En las interacciones entre los humanos y no humanos, el mundo que conocemos como tal se va construyendo en una relación recíproca; donde, las sociedades son en el espacio que viven, no están.

Junto a la alteración de los ambientes biofísicos está la construcción y aplicación de los paisajes imaginados. Estos también actúan como palimpsestos, pues se mantienen en constante modificación entre los grupos sociales. Los paisajes imaginados son aquellos que vislumbran un proyecto, que miran hacia un futuro; son igualmente aquellos que se mantienen en las memorias (individual y colectiva) y que persisten en el presente, componiendo distintos modos de comprensión y vivencia del medio en simultaneidad. De esta manera, están cargadas de simbolismos y discursos, los cuales delinean el espacio, así como los cambios físicos realizados en él. “[...] o conceito de imaginary landscape enfatiza a dimensão cultural-representacional e a compreensão de que paisagens podem servir como pano de fundo para a projeção de certas ordens sociais e futuros idealizados" (FISCHER, 2018).

Con eso, se entiende que el ambiente ecológicamente transformado tiene múltiples significados y valores simbólicos, en que los grupos socio culturales cosifican el ambiente natural. Desde ese punto de vista, el ambiente natural es, además de su condición ecológica, una construcción social simbólica (GREIDER; GARKOVICH, 1994), la cual se redefine en acuerdo con los grupos que lo reorganizan simultáneamente. En las formas simbólicas manifestadas en el territorio se encuentra gran parte de la historia de una localidad. Lo que la Historia Ambiental resalta es que el acto de analizar el proceso histórico es buscar comprender el trabajo humano en conjunto con el universo orgánico, considerando la esfera mental en el proceso de transformación del ambiente (WORSTER, 1991; PÁDUA, 2010; ZARRILLI, 2016).  Comprendido como una manifestación espacio temporal resultante de la relación mutua entre los sistemas naturales y sociales, el paisaje es, así, como un documento histórico (CRUMLEY, 1994) que puede ser analizado desde sus variadas dimensiones.

 

El Museo

El Museo Histórico de Punta Indio está ubicado en la ecorregión pampa y en la subregión pampa húmeda. El espacio pampeano es prácticamente llano, compuesto de leves ondulaciones que son interrumpidas por las serranías de Tandilia y Ventania. Su clima es templado-húmedo, con veranos calientes. El bioma pampeano comprende una extensa llanura de 398.966 km2, que abarca cinco provincias agrícolas de Argentina: la mitad sur de Entre Ríos, sureste de Córdoba, sur de Santa Fe, noreste de La Pampa y casi toda la provincia de Buenos Aires. Según la granulometría, régimen de humedad y / o relieve de los suelos, el bioma se distingue en subregiones (BURKART et al., 1999). En ciertas áreas, el drenaje de agua es impedido, lo que implica la formación de humedales, característica típica de la llamada pampa deprimida, donde está ubicado el Partido de Punta Indio. El bioma constituye el ecosistema de pastizales más crítico de Argentina (Figura 1).

Figura 1: Ecorregiones (biomas) de Argentina.

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Fuente: https://www.argentina.gob.ar/parquesnacionales/educacionambiental/ecorregiones

Verónica es actualmente la ciudad cabecera de Punta Indio, con un total de 6708 habitantes[2]. Es el área más poblada del Partido y cuenta con infraestructura urbana. Cerca de 20 kilómetros de la ciudad se encuentra una importante Reserva de Biosfera, a la que se puede acceder por la circunvalación Verónica-Punta Indio. El Parque Costero del Sur (PCS) fue declarado por UNESCO como Reserva Mundial de Biósfera (MaB UNESCO) en 1984 y está ubicado en la zona costera de los Partidos de Punta Indio y Magdalena, en la Provincia de Buenos Aires[3]. El PCS agrega ecosistemas propios de la pampa húmeda, como bosques de Tala, médanos, pastizales, entre otros; todos ejemplares amenazados en la provincia bonaerense (CEPA, 1989; ATHOR, 2009). Sus cerca de 30.000 ha concentran una biodiversidad única, compuestos de paisajes exclusivos tanto en sentido estético cuanto ecológico (Figura 2).

Figura 2: Ubicación del PCS con relación a la ciudad de Verónica.

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Fuente: Google Maps.

Distante cerca de 160 km de la Capital Federal y 80 km de la ciudad de La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires), el partido de Punta Indio se mantuvo al margen del desarrollo económico. Tal condición provocó el éxodo de muchos jóvenes hacia los grandes centros urbanos, en busca de otras oportunidades y modos de vida. En contrapartida, el Museo Histórico de Punta Indio promueve el rescate de la memoria e identidad regional por medio de diversas actividades que apuntan para los hechos históricos, escuchando y conectando historias colectivas y personales. De la unión de tales historias se va fortaleciendo la identidad de la comunidad.

El Museo Histórico de Punta Indio “Eduardo Barés” fue ideado por Eduardo Barés, antiguo habitante de la región. Barés coleccionó objetos de valor histórico y cultural durante 70 años y por 40 años mantuvo el sueño de crear un museo en Verónica. Finalmente, el 9 de abril de 2015 se fundó el Museo Histórico de Punta Indio[4]. Actualmente, la institución está bajo la responsabilidad del museólogo Gabriel Grasso, quien ha dado continuidad al sueño del ya fallecido Barés a través de diversas actividades, como las colecciones de objetos y documentos históricos y difusión de los hechos del museo en las redes sociales. Las actividades culturales, educacionales y ambientales atraen a la población de la región, contando con una buena participación de los jóvenes, lo cual es un punto clave en el contexto del museo. Desde su idealización, Barés expresaba su deseo en alcanzar a ese tipo de público: “Mi mayor incentivo y deseo, es saber que las cosas que guardo y considero importantes no se pierdan y puedan ser vistas por los jóvenes de nuestros pueblos que nunca vieron o verán y así aprender…” (palabras de Barés en flyer del museo). Una manera de mantener presente el pasado rural de la región.

La geógrafa Hortensia Castro presenta el debate sobre el concepto de ruralidad, destacando la “revitalización de las cuestiones rurales” desde la perspectiva contemporánea (CASTRO, 2018). Castro apunta para las nuevas experiencias y vivencias de lo rural, a través de un vasto recorrido sobre los trabajos de geógrafos e historiadores especialistas en el tema. En ese debate, el “campo” se muestra bajo las distintas miradas, tales como “el campo como refugio”, el campo versus ciudad, el consumo del campo, su mercantilización, la globalización del rural, los conflictos y resistencias instaurados, entre otros aspectos. Uno de los planteos se aplica bien al caso de Punta Indio, en que la idea de multifuncionalidad del campo es considerada como una categoría de la nueva ruralidad. En ese sentido se percibe

La caracterización de lo rural como un ámbito que cumple múltiples funciones en tanto allí se combinan, cada vez más, las tradicionales actividades agropecuarias junto con otras, relativamente nuevas, asociadas a la prestación de servicios no agrarios (CASTRO, 2018, p. 37).

El uso no agrario estaría, así, relacionado al que la autora llama de “nuevas prácticas del consumo de campo”, que en el caso aquí presentado está ligado a la valorización del paisaje rural y de la ecología local, así como del aprovechamiento de ese paisaje como espacio recreativo y de uso patrimonial.

La práctica agraria del campo, finalmente, sería valorizada como aquella que le da identidad a la comunidad, siendo agregado un valor simbólico a tal práctica a fin de fortalecer el sentido de pertenencia local. De ahí es generado el uso no agrario y multifuncional del (nuevo) rural, por ejemplo, el museo y los paisajes locales. Tal percepción está vinculada a las problemáticas sociales, políticas y económicas del campo en la contemporaneidad latinoamericana, donde en muchos casos el desarrollo del espacio rural moderno se dio por agotado, dejando gran cantidad de ciudades y pueblos abandonados a su propia suerte; renegados a una modernidad que, al final, se superpone a la contemporaneidad y que se encuentra estancada en un venir a ser que tal vez nunca fue. De este modo, la memoria se convierte en un patrimonio valioso para tales comunidades. Rescatar y valorizar la historia y la cultura local/ regional permite la creación de un sentido de pertenencia y el consecuente arraigo, además de colaborar con la construcción de afectividades en relación con el lugar. El museo de Punta Indio se propone dar voces a esas historias y fortalecer el arraigo a una localidad marginal con relación a los grandes centros urbanos.

Si, por un lado la ciudad de Verónica fue erigida en el contexto de un mercado global característico de los inicios del siglo XX, por otro, ella sufre en los días de hoy con la actual globalización; si antes era una proyección para el futuro de la Argentina moderna, hoy es una localidad prácticamente olvidada por la economía neoliberal. Dos movimientos globales distintos, pero que dejan sus marcas en los paisajes socioambientales de la región.

 

Un poco de historia

El Partido de Punta Indio ganó autonomía recién en 1994, cuando se desmiembra del Partido de Magdalena. Actualmente, su principal actividad económica es la producción de ganado de cría, siendo la cosecha básicamente limitada a la producción de forrajes. Mientras que gran parte de la provincia de Buenos Aires se ha dedicado al cultivo extensivo de soja en los últimos 30 años, generando profundas transformaciones en el espacio agrario pampeano (MUZLERA; POGGI, 2017; REBORATTI, 2012), Punta Indio mantuvo sus tierras ocupadas esencialmente por el ganado vacuno desde los tiempos coloniales, cuando aún pertenencia al Pago de la Magdalena (BARSKY, 1991; GARAVAGLIA, 1999). Zona de ganadería y estancias, la pampa deprimida[5] tuvo escasa población hasta la modernización de la Argentina, iniciada a mediados del siglo XIX (BARSKY; GELMAN, 2001). De acuerdo con estudios arqueológicos, los primeros grupos que allí habitaron fueron cazadores-recolectores de baja movilidad, viviendo de la caza, pesca y recolección de frutos y plantas (GARAT, 2020). Con la llegada de los europeos en el siglo XVI, la ganadería fue instalada, trayendo especies de la flora, fauna y humanos no originarios de la región.

Junto a los humanos que habitaban en las tierras australes, agentes no humanos colaboraron igualmente en el cambio de paisaje de la llanura. Sin depredadores, el ganado fue haciéndose salvaje en los pastos naturales y a medida que avanzaban sobre las praderas modificaban su composición vegetal. De acuerdo con Burkart et al. (1999), la formación vegetal característica de esos campos es el pastizal templado dominado por la flechilla (con predominancia de Nassella neesiana), de alta palatabilidad. La ocupación ganadera y su posterior domesticación trajeron una serie de transformaciones ecosistémicas. Junto a la vegetación era también cambiada la fauna asociada, desencadenando la disminución progresiva y casi extinción de animales como el ñandú, guanaco y ciervo de las pampas (GARAVAGLIA, 2012). Un caso típico de “imperialismo ecológico”, presentado por Alfred Crosby, en que la expansión de Europa actuaría sobre los territorios colonizados; una expansión sobre el Globo no solo política pero igualmente biogeográfica, en que los ecosistemas serian profundamente modificados:

Se os europeus tivessem chegado ao Novo Mundo e a Australásia dispondo da tecnologia do século XX, mas sem animais, não teriam provocado uma mudança tão grande quanto a que causaram desembarcando lá com cavalos, vacas, porcos, cabras, carneiros, asnos, galinhas, gatos e outros bichos (CROSBY, 2011, p. 182).

 Contando con baja densidad de población fija y con algunos ranchos y estancias, es a partir de la segunda mitad del siglo XIX que la llanura pampeana va a ser efectivamente ocupada. Hasta cerca de 1930, el proceso de modernización de la pampa argentina implicó profundas transformaciones socio ambientales y restructuración de su población (PALACIO, 2013). El modelo hegemónico de modernidad, creado por el Occidente, fue adoptado por Argentina en su discurso de desarrollo político y económico. En ese contexto, la constitución geográfica de la llanura pampeana favoreció la expansión del Estado nacional, por medio del avance de la frontera agropecuaria y su consecuente mercantilización. Sus fértiles tierras proporcionaron el éxito de cosechas de granos y cría de ganados. Además, la formación prácticamente plana de la pampa hizo con que la ampliación de la red ferroviaria fuera facilitada.

La expansión del ferrocarril comenzó alrededor de 1850 en Argentina, conectando ciudades, pueblos y nuevas colonias con los principales puertos. En muchos casos, como el de Verónica, la estación de ferrocarril fue una de las primeras edificaciones en el lugar. Como fuera dicho por Grasso en el programa de radio del museo “Museandando la memoria”[6], tal instalación era como “una impresión al futuro”, como una proyección del desarrollo económico en el espacio rural; o sea, era el espacio de la pampa transformándose en territorio nacional. Muchas de las líneas férreas se trazaron sobre carreteras ya existentes (ROCCATAGLIATA, 2012, p. 51). La inversión en ferrocarriles tuvo origen en gran parte del capital extranjero hasta la nacionalización en los años 1940. Entre 1870 y 1930 la mayor parte de la red ferroviaria argentina se construyó con capitales británicos, franceses y argentinos (REGALSKY, 1986). Dos empresas fueron las más significativas en la provincia de Buenos Aires: Ferrocarril Oeste (FCO) y Gran Ferrocarril del Sur de Buenos Aires, o Ferrocarril Sud (FCS), siendo la última una empresa británica.

Figura 3: Mapa de las líneas férreas de la República Argentina en 1889. Regalo a los suscriptores de la Guía Kraft, 1889.

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     Fuente: Archivo General de la Nación (AR AGN MAP01 II 4).

Con gran parte de la población indígena aniquilada, la pampa bonaerense ya se encontraba profundamente modificada social y ecológicamente en el siglo XIX. Sin embargo, el proceso de homogeneización del paisaje sociocultural se intensificó con la llegada masiva de los inmigrantes europeos y de la domesticación de nuevas especies de ganado vacuno, tales como Shorthorn, Hereford y Aberdeen Angus. La mercantilización de la campaña bonaerense, bajo el avance del Estado nacional, instauró una dinámica diversa, hasta entonces desconocida en el territorio argentino. El flujo de bienes, capitales, personas, culturas, especies vegetales y animales desencadenó nuevas relaciones con la ecología local. En el contexto de la expansión de la red ferroviaria y la consecuente población del territorio nacional, fue creada la colonia Verónica.

La formación de Verónica

La historia de la formación de la ciudad de Verónica está vinculada al loteo de las tierras del estanciero Martin Tornquist en los comienzos del siglo XX. El terreno original pertenencia a la estancia La Verde, de propiedad de Tornquist, que fue subdividida con la finalidad de ser poblada en el proceso de colonización agrícola. Ya siendo un área de cría de ganado y producción de granos, el estanciero trajo el ferrocarril a la localidad con la intención de desarrollar la zona. Construido por la compañía inglesa Ferrocarril del Sud (FCS), la llegada del tren fue fundamental para la formación del pueblo pues garantizaba los envíos de la producción hacia la capital y a los principales puertos. Desde la estación de homónimo nombre se creó el pueblo de Verónica (Figura 4).

Figura 4: Primera página del anuncio del loteo de la Colonia y Pueblo Verónica publicado en la revista Caras y Caretas, marzo de 1915.

Fuente: Biblioteca Nacional de España, Hemeroteca digital.

Así está anunciada la gran oportunidad en una de las más importantes revistas de la época:

Un negocio ventajoso para los pequeños capitalistas, colonos, chacareros, agricultores, hortelanos y tamberos. Tierras de primer orden, para cultivo inmediato. Región agrícola de las más fértiles y fecundas de la provincia de Buenos Aires, con una estación de F.C.S. en el centro de Colonia y del Pueblo, situada a 137 kilómetros de Buenos Aires y a 85 de La Plata (CARAS; CARETAS, 1915, p. 02).

Más adelante, en el mismo anuncio se refuerza “el desarrollo vital de la línea del F.C.S.”, con un servicio diario que salía de la Plaza Constitución, principal estación del FCS ubicada en la capital argentina. Con la presencia “vital” del ferrocarril se facilitaría el desarrollo regional y la distribución de la producción local. En épocas de expansión del modelo agroexportador adoptado por la Argentina, tener acceso a la línea ferroviaria conectada a la capital del país y a su principal puerto significaba acelerar la producción agrícola local.

La formación de la ciudad estuvo, por tanto, vinculada a la creación de la colonia. En el duplicado de la diligencia de mensura de 1914, disponible en el archivo de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires, se percibe como el territorio fue racionalmente ordenado para favorecer la producción y bienestar de sus habitantes. La colonia contaba con casa municipal, iglesia, casa para el cura, Juzgado de Paz y Registro Civil, Valuación y telégrafo, comisaría de policía, escuela de varones y escuela de mujeres, además de 5 plazas públicas (DIRECCIÓN DE GEODESIA, 1914). El área de las quintas y chacras contaba con matadero, cementerio, hospital, corralón municipal y potrero para policía. La creación de esos establecimientos y el trazado urbano está de acuerdo con la Ley n° 3487 - “Fundación de pueblos”, de 1913, la cual dispone los “Lineamentos para la fundación de nuevos pueblos y las modificaciones al trazado de los existentes”[7]. El trazado urbano de la colonia fue realizado por Enrique Glade, el mismo agrimensor que formó el grupo de responsables del proyecto de la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires. La llegada del ferrocarril favoreció la ocupación territorial de mayor densidad en una zona tradicionalmente estanciera y de escasa población. Además, integró la producción rural a los principales centros comerciales (Figura 5).

 

Figura 5: Plano de la mensura judicial. El punto rojo, marcado por la autora, indica la ubicación de la estación Verónica.

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Fuente: Dirección de Geodesia.

El proyecto original del trazado urbano de Verónica es producto de un ordenamiento espacial previo y empadronado que sigue el Decreto del 26 de agosto de 1910, donde se disponen los requisitos para la fundación de nuevos centros de población (DIRECCIÓN DE GEODESIA, 1914, p. 10). En el mismo documento se menciona la ausencia de regularidad del área original de la estancia, donde “la vía férrea y estación fue incluida integralmente en la Colonia a fin de armonizar las superficies”. El plan de la colonia estaba entonces compuesto por la parte urbana divididas en manzanas regulares e irregulares, dispuestas alrededor de la estación. Las quintas y chacras se distribuían “armónicamente” alrededor del núcleo urbano.

Junto a las vías férreas, las distintas arquitecturas rediseñaron el antiguo terreno de la estancia, por medio de la creación de viviendas, edificios públicos y la propia estación, construida en estilo inglés. Junto a las construcciones, especies arbóreas y arbustivas no nativas fueron cultivadas, siendo la llanura densamente ocupada no solamente por humanos, sino también por las distintas formas de vidas que están vinculadas a las actividades agropecuarias y a la urbanización (Figura 6).

Figura 6: Imagen del trazado urbano de Verónica en los años 60.

Fuente: Museo de Punta Indio.

El trabajo humano es capaz de transformar el entorno natural y reconfigurarlo. En ese proceso está la ocupación del territorio, socialmente distribuido. De igual manera, el espacio intervenido es conducido por discursos políticos referentes al contexto relacionado. En el caso de la pampa bonaerense se objetivaba la ocupación de la llanura por medio de la colonización agrícola, el favorecimiento de la agroexportación y la articulación con los mercados externos. El Tercer Censo Nacional de 1914 comenta sobre el proceso de inmigración como factor importante de ocupación de las tierras, con la intención de “emprender la explotación de nuestras ricas llanuras, que parecen todavía desiertas” (TERCER CENSO NACIONAL (1914), 1916, p. 84). De acuerdo con el mismo documento, la población de la provincia de Buenos Aires creció de 921.169 en 1895 (Segundo Censo Nacional) para 2.066.165 en 1914. Un crecimiento relativo de un 124.3%. Si por un lado la materia prima era exportada, por otro la entrada de europeos por medio de la inmigración, principalmente de italianos y españoles, fue masiva a partir de la segunda mitad del XIX (CEVA, 2012; DE CRISTÓFORIS, 2016). Un intercambio relativamente intenso entre el Sur y el Norte global se mantuvo hasta cerca de 1930 y de esta manera una cultura mixta fue instalándose y desarrollándose en el territorio pampeano. El antiguo “desierto” anhelaba negar su historia colonial para entrar en el mundo moderno por medio de la explotación de sus tierras. Como en otros pueblos, el paisaje de Verónica y alrededores fue modificándose paulatinamente con la entrada de personas y sus culturas de origen, manteniéndose en cambio a lo largo del tiempo. 

Como se ha visto, desde los tiempos de la colonia, la pampa húmeda sufrió los procesos de modificación de la composición vegetativa de la llanura. A la medida que la pampa era ocupada por la ganadería, las gramíneas originales (llamados pastos duros, como los juncos Juncus imbricatus o la lengua de vaca Rumex crispus) fueron sustituidas por los llamados pastos tiernos, artificiales (tales como trebolares varias especies Trifolium o tomillo silvestre Thymus vulgares) (GARAVAGLIA, 2012, p. 84), al punto que hoy en día el pasto puna (Stipa brachychaeta), por ejemplo, original de la pampa, es considerado una maleza[8]. Igualmente, ya antes de la creación de la colonia de Verónica, muchas especies arbóreas exóticas habían sido introducidas en las estancias a partir del siglo XVIII y ganaron protagonismo en la medida que la llanura iba siendo domesticada; es el caso del eucalipto (Eucalyptus, varias especies, en especial Eucalyptus globulus), aun bastante utilizado como cortina rompeviento en las pasturas.

Especie originaria de Australia, el eucalipto llegó a la Argentina en manos de Domingo Faustino Sarmiento, cerca de 1850. En la época inicial de su introducción en Europa en 1788, especialmente en tierras británicas, el eucalipto fue cultivado más para fines utilitarios que ornamentales, debido la calidad de su madera. Durante el siglo XIX, los motivos de su cultivo variaban desde el uso de la madera hasta por cuestiones de salubridad (DOUGHTY, 2000). En su momento, define Domingo Sarmiento que el eucalipto “Será ‘el árbol de Buenos Aires’, exclama proféticamente, ‘el marido de la pampa que vivió viuda y solitaria’” (SERRES; AUBONE, 1958, 21). Su intención era arborizar la pampa “inculta” y llana, distribuyendo las semillas de eucalipto entre sus conocidos debido a “las bondades de sus maderas, su precocidad y rusticidad” (idem). Una vez introducida en el país ahí se instaló, ocupando las tierras pertenecientes a las estancias hasta los días de hoy. El eucalipto está efectivamente presente en el paisaje rural bonaerense junto a la alfafa (Medicago sativa) y el ganado vacuno. Tres especies exóticas, globalmente dispersadas y que se tornaron símbolos del agro pampeano (Figura 7).

 

Figura 7: Ganado sobre pasto artificial, con hilera de eucaliptos al fondo.

Una manada de vacas en el campo

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Foto: José Muzlera.

Las fotos del acervo del museo nos sirven como testigos del pasado de la región. Es el caso de la siguiente imagen, datada de los años 60, en que visualizamos el edificio de la estación con el tren, además de las casuarinas allí plantadas. Tales arboles están aún presentes en el mismo local, como vemos en una foto actual, entonces de la estación ya adaptada a museo y con la presencia de automóviles (Figuras 8 y 9).

Figuras 8 y 9: La estación en la década de 60 y ya como museo en la actualidad, respectivamente.

Imagen en blanco y negro de un tren pasando por un campo

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Fuente: Museo de Punta Indio/ Foto de la autora.

La Casuarina (Casuarina cunninghamiana Miq. (Casuarinaceae) fue introducida en la Argentina hacia 1870. Árbol originario de Australia, fue usada para fijar el suelo y evitar la erosión, como cortina rompevientos y reparo para la hacienda, madera para fabricación de pisos y construcciones rurales (POCHETTINO et al., 2017, p. 45). Los árboles eran plantados por sus funcionalidades en la estancia, pero también por su valor estético. En palabras de Godofredo Daireaux, presentes en el Censo agropecuario de 1908, se puede tener una idea del sentido dado a los árboles en la vasta llanura pampeana.

Si alrededor del rancho primitivo no se veía, muchas veces, ni un árbol, ni planta de ninguna clase, casi es inútil decir que la más humilde estancia actual posee su huerta, su monte y hasta su parque, en muchos casos. El amor al árbol tenía que nacer con el refinamiento de las costumbres. Tener una casa confortable y no guarecerla de los vientos, a veces formidables, de la Pampa o de los rayos desapiadados de un sol que todo lo quema, hubiese sido una herejía. Y no solamente se plantaron montes de sauces e hileras de álamos, como en otros tiempos lo hacían algunos, sino plantas de adorno, árboles exóticos y hermosos, como el eucalipto, la casuarina, la acacia dealbata y otras, importadas de Australia hace unos treinta y cinco años. (DAIREAUX, 1908, p. 14) [destaque mío]

Así, la llegada de la modernidad estuvo vinculada tanto al uso de las tecnologías, como también a la actualización de las costumbres siguiendo el modelo de cultura europea. El cultivo expansivo de especies exóticas simbolizaba la modernización de un ambiente rural visto como aun conectado a su pasado colonial. Protegerse del viento y del “despiadado” sol pampeano era erigir un ambiente confortable que rechazaba las costumbres nómades de los antiguos nativos, de los errantes gauchos criollos y de los humildes ranchos que antes desaparecían en la inmensa horizontalidad de la llanura. La presencia de los árboles significaba verticalizar la llanura por medio de la ocupación de la cultura moderna. Era transformar el “desierto” en una “Europa austral”.

Consideraciones finales

En un primer momento se percibe que el discurso de modernización de la Argentina estuvo íntimamente vinculado a la internacionalización del espacio de la pampa bonaerense. El flujo acelerado de inmigrantes, fauna y flora exóticas, tecnologías, saberes y culturas, provocó el rápido crecimiento económico de la nación. Fue un proceso de expansión y transformación del espacio pampeano en territorio del Estado nacional argentino, entonces estructurado en el modelo agroexportador y en la consecuente mercantilización de sus tierras. El caso de Verónica es un bueno ejemplo de tal proceso y del posterior estancamiento del desarrollo, que atingió muchas de las ciudades y pueblos de la pampa húmeda.

Vista como una zona marginada, la estación de Verónica fue clausurada en los años 70. Una pérdida que, hasta hoy, es lamentada por los habitantes de Punta Indio. Sin embargo, en lugar de ser olvidado tal hecho, la memoria local lo hace presente, como en otros casos similares de la pampa bonaerense, en que las antiguas estaciones son transformadas en museos o centros culturales. Por muchos años, la estación de Verónica fue utilizada como terminal de ómnibus, siendo el edificio compartido con el museo.

En la actualidad, el museo y el Parque Costero del Sur, en cuanto patrimonios, fortalecen la identidad local, por medio de la valorización de la historia del Partido y de sus ecosistemas. Al reconocer que la naturaleza de sus humedales está formada de especies nativas y exóticas, se comprende que sus paisajes son estructurados por la interacción entre humanos y no humanos a lo largo de la historia. De este modo, el rescate histórico de la localidad, por medio de los análisis de los paisajes socio ambientales puede colaborar con la valorización de la memoria colectiva, mostrando que la Historia Ambiental es un área de estudios que tiene la capacidad de aproximar el pasado a la actual realidad comunitaria.

La Reserva de Biosfera, en cuanto un patrimonio natural, ayuda a fortalecer los lazos con la naturaleza local. Reconocer el valor de los ecosistemas que la componen, así como su importancia ambiental para la comunidad, acaba por estimular la economía regional a través del turismo ecológico y rural. Las actividades asociadas entre el museo y el parque fomentan la valorización de los patrimonios materiales e inmateriales de Punta Indio, que por medio de charlas, talleres, etc., el saber histórico, cultural y ambiental se complementan. De esta manera, el pasado y presente rural de la región buscan dialogar con la realidad ambiental de la misma, mostrando que el universo natural no está aislado de los hechos humanos, pero sí está conformado por paisajes socioambientales que se transforman continuamente.

De ese modo, el edificio de la estación de ferrocarril, perteneciente al pasado, se (re) activa en el presente como un museo; su uso toma otro significado en el palimpsesto que es la historia misma. El estudio realizado en este articulo buscó mostrar justamente esa superposición de dimensiones históricas, culturales y ambientales a través del museo de Punta Indio. Por medio del análisis de los dos momentos presentados, percibimos que el pasado moderno que estructuró la formación de la ciudad se mantiene en abierto por medio de la cultura material e inmaterial local, a la vez que es frecuentemente reinterpretado por las actividades promovidas por el museo.

Lo que se concluye es que, en los procesos instaurados por las economías globales la frontera agrícola de los comienzos del siglo XX es ahora una frontera socio ambiental, que reclama su visibilidad a través de la conservación de sus patrimonios bioculturales. Si por un lado las instituciones museo y Reserva de Biosfera son originarias del universo perteneciente al Norte global, por otro, la apropiación de tales instituciones en esa parte del Sur global es capaz de mostrarnos la exclusividad de los paisajes socio ambientales que conforman los procesos globalizantes.

 

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Recebido em 28/09/2021.

Aceito em 22/12/2021.

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[1] Doctora en Historia – Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ). Becaria postdoctoral CONICET / Centro de Estudios de la Argentina Rural (CEAR) – Universidad Nacional de Quilmes, Argentina. Email: anamarcelaf@hotmail.com | https://orcid.org/0000-0002-8731-5296

[2] https://mapa.poblaciones.org/map/#/@-34.6162850,-58.4333310,11z&!r15476

[3]http://www.unesco.org.uy/geo/fileadmin/ciencias%20naturales/mab/articulos_RB/Fichas_RB/Argentina/Parque_Costero_del_Sur.pdf

[4] http://elregionalcostero.com.ar/eduardo-bares-un-hombre-clave-para-la-creacion-del-museo/

[5] “La Pampa Deprimida – que incluye la Cuenca o Depresión del Salado y la Depresión de Laprida – se extiende en un área de 90.000 km2, que ocupa el centro de la provincia de Buenos Aires. El clima es templado y húmedo con una precipitación media anual de 900 mm, distribuidos regularmente a lo largo del año. Frecuentemente la región se ve expuesta a inundaciones prolongadas, debido al relieve deprimido y a su escasa pendiente, y también sufre sequías generalmente estivales.” (ROITMAN; PRELIASCO, 2012, p. 11).

[6] Programa presentado en 11/08/2021, por You Tube https://www.youtube.com/watch?v=wRdzABSv9QA

[7] https://intranet.hcdiputados-ba.gov.ar/refleg/l3487.pdf

[8] http://rian.inta.gov.ar/atlasmalezas/atlasmalezasportal/DetalleMaleza.aspx?pagante=CXF&idmaleza=23623